Recursos Personales: la Fortaleza.

Cualquier persona puede intuir que la fortaleza es un gran recurso, un gran rasgo de personalidad. Las personas fuertes parecen sobreponerse de forma admirable a los golpes de la vida, y son resolutivos frente a los problemas. Viven resueltamente, con decisión.

Definimos la fortaleza como el coraje de emprender una meta y el coraje para perseverar hasta conseguirla (1)

Ser fuerte es ser valiente, que no es no sentir miedo, sino hacer lo que crees bueno hacer aún a pesar del miedo o la pereza que sientas. Todos sabemos que estamos cursando un ciclo para aprender una profesión, y que poder desarrollar esa profesión ampliará las posibilidades de nuestra vida: accederé a una renta, tendré una vida más autónoma, me enfrentaré a problemas que me gustan…no dudamos de que esto nos atrae, pero para conseguirlo debemos tener fortaleza: hemos emprendido la meta, ahora toca perseverar hasta conseguirla. 

¿Y que supone perseverar?

El aprendizaje requiere esfuerzo, lo que se traduce en levantarse pronto cada mañana, atender en clase, sobreponerse a la tentación de youtube y del wasap cuando estamos trabajando, ir a casa con hambre y cansados, y al rato ponerse a hacer las prácticas y estudiar (invierte el orden si tienes clase por la tarde). Definitivamente hace falta una gran fortaleza.

Nuestra meta, conseguir el título y aprender, se renueva a diario, porque todo el esfuerzo que se nos requiere va dirigido a conseguirla.

La costumbre y la fortaleza.

Pero hay algo verdadero y esperanzador frente a tanta exigencia: cuanto más te esfuerces, más te acostumbrarás a hacerlo y menos costará. En otras palabras: estarás desarrollando la fortaleza. Esto se ve claro con el deporte: cuando empezamos a correr, 10 minutos pueden ser un gran esfuerzo, pero si perseveramos en el ejercicio,  esos 10 minutos serán nada.

Hoy día se anima a salir de la zona de confort, es decir, ir más allá de la comodidad en la que vivimos para alcanzar nuevas metas. Nosotros aspiramos a otra cosa: queremos ampliar nuestra zona de confort, y vivir el esfuerzo como parte natural de nosotros. Queremos sentirnos cómodos esforzándonos por aquello que queremos conseguir. 

¿Y cómo empiezo? Rutinas de entrenamiento.

Tenemos que crear  rutinas. Las «rutinas» son las rutas hacia las «metinas», hacia las metas. Son caminos que una vez abiertos hacen más fácil el tránsito: ponerse unos tiempos fijos, a unas horas fijas, a lo largo de la semana, para dedicarle al aprendizaje, es crear el camino hacia la meta.

Si no estás acostumbrado a esto, significa que tu camino es una selva enmarañada que parece imposible atravesar, así que tendrás que usar el machete con inteligencia y paciencia:  empieza con tiempos asequibles a tu nivel de esfuerzo actual: 15 minutos al día, 20, 30, 45, 50…y ves ampliando poco a poco hasta llegar a un nivel provechoso. Funciona, y te fortalece.

Aunque en otra entrada hablaremos de la creatividad, adelanto que no es posible desarrollarla sin fortaleza. Seguimos.

 

(1) Aprender a vivir. José Antonio Marina. Editorial Ariel.

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